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Las Flores se encargan de producir semillas y por ese motivo son la estructura reproductora de las plantas espermatofitas o fanerógamas, gracias a las cuales las especies han podido persistir a la largo del tiempo y en diferentes lugares del planeta; dichas características son la clave por la cual se les relaciona con el ciclo de la vida, la fertilidad e incluso juegan un papel muy importante en la religiosidad de muchas culturas. En varias civilizaciones, las flores han jugado un papel importante, debido a su belleza y al simbolismo que existe en torno a ellas; incluso se sabe que su cultivo tiene más 5000 años de antigüedad, un arte que hoy recibe el nombre de floricultura.
A lo largo de la historia humana, las flores han estado asociadas a aspectos emocionales; incluso se cree que posiblemente los neandertales las utilizaban para realizar ceremonias en honor a sus difuntos, mientras que en la antigüedad eran consideradas fuente de placer para dioses y hombres, por lo cual fueron la inspiración de artistas y poetas, además de ser consideradas como elementos cargados de misticismo. En la cultura japonesa, la flor es considerada una síntesis del ciclo vital de todas las especies y su breve estancia en el planeta; al mismo tiempo, la flor que Buda sostiene tiene la capacidad de sustituir cualquier palabra y comunicar, al ser la imagen más clara de la perfección y la iluminación.
Por su parte, las culturas prehispánicas de América relacionaban las flores con varios significados, cuyo simbolismo quedó plasmado incluso en monumentos históricos como las pirámides de Teotihuacán y Tlalancaleca; en este caso, se les asocia con lugares paradisíacos o al canto y a lo bello de las palabras; tal como ocurre con la sociedad oriental, la flor se relacionó con la parte espiritual y sagrada del ser humano, incluso estuvo vinculada a ceremoniales y cultos mágicos, como se puede observar con la flor de cempasúchil o flor de muertos. Incluso los vestigios griegos con más de 3000 años de antigüedad hacen referencia a las flores como algo puro; en especial, esta cultura se dedicó a relacionar los lirios con este significado, por lo que posteriormente la cultura cristiana retomó ese simbolismo con la figura de la Virgen María, representada con flores de lirio en sus brazos.
Mientras tanto, la flor de lis originalmente se asociaba con la espiritualidad de los pueblos egipcios e indios, sin embargo, con el paso del tiempo fue adoptada por la sociedad Francesa como un símbolo de realeza y distinción. Además del significado religioso y su vínculo con el poder, las flores han sido utilizadas para comunicar emociones, tal como ocurre desde el romanticismo de fines del siglo XIX, cuando los burgueses alemanes las usaban para mandar mensajes específicos a amigos y amantes, llegando incluso a escribir libros que explicaban el significado de cada flor; por ejemplo un Girasol quiere decir "Tu amor es para mi lo que el sol es para esta flor", mientras que un pétalo de rosa roja es igual a un "sí".